Alimentos de los Incas
Los Incas desarrollaron una civilización que supo aprovechar los diversos ecosistemas del territorio andino, dividiendo su agricultura y alimentación según las tres regiones principales: la costa, la sierra y la selva. Cada zona ofrecía diferentes alimentos que formaban parte de la dieta diaria de esta vasta civilización.
Costa
En la costa, la pesca fue la principal fuente de alimento debido a la proximidad del Océano Pacífico. Los incas y sus antecesores aprovecharon la abundancia de peces y mariscos como el camarón, el erizo de mar y el molusco. Estos alimentos eran esenciales para las poblaciones costeras. Además, se cultivaban productos como el maíz, los frejoles y la calabaza, gracias al uso de sistemas de irrigación. También cultivaban algodón, que no era un alimento pero era vital para la elaboración de textiles.
Sierra
La sierra andina, el corazón del imperio, ofrecía un amplio abanico de productos agrícolas. Los incas cultivaban más de 3,000 variedades de papa, que era la base de su alimentación. Otros tubérculos importantes incluían la oca y la mashua. El maíz era otro cultivo fundamental, tanto para consumo como para la elaboración de chicha, una bebida fermentada. En las terrazas andinas también se producían quinua, kiwicha y cañihua, granos altamente nutritivos.
Los incas también domesticaron animales como la llama y la alpaca, que eran esenciales no solo para la carga, sino también como fuente de carne y lana. La carne se consumía fresca o se secaba para hacer charqui, un tipo de carne deshidratada que podía conservarse por largos períodos. El cuy (conejillo de indias) era una fuente importante de proteína y se consumía especialmente en festividades.
Selva
En la selva amazónica, los incas y otras culturas preincas aprovechaban la rica biodiversidad de la región. Cultivaban yuca (mandioca), plátano, y camote (batata), que eran alimentos básicos. El cacao, que crecía en esta región, también se usaba, aunque más tarde se expandió su uso en toda América. Los frutos tropicales como el aguaje, el camu camu, y la papaya también formaban parte de su alimentación.
En cuanto a la proteína, los pueblos de la selva cazaban animales como el sajino (cerdo salvaje), el venado y diversas aves, además de pescar en los ríos amazónicos.
En resumen, los incas supieron adaptar su dieta a la diversidad geográfica del imperio, aprovechando al máximo los recursos disponibles en la costa, sierra y selva para mantener una alimentación equilibrada y rica en nutrientes.