TULLPUKUNA

Desde niño, los colores siempre han sido parte de mi vida. Crecí en el pequeño pueblo de San Jerónimo de Conchao,(Distrito de Navan, Provicia de Oyon, Region Lima) en la sierra del Perú, rodeado de montañas, ríos cristalinos y cielos despejados que parecían tocar el infinito.

Hasta los 6 años, viví en este rincón mágico donde la naturaleza era nuestra compañera diaria. Allí, en los rodeos que se celebraban cada año, veía cómo a las vacas, toros, ovejas y chivos les colocaban marcas de colores en las orejas. Era un espectáculo único: los animales adornados, formando parte de un ritual que conectaba la gente con la tierra y la vida que de ella brotaba.

La flora y fauna del lugar llenaban mi mundo de matices: las flores silvestres que salpicaban los campos con sus colores vivos, las aves que surcaban el cielo con plumas que parecían pintadas por el mismo sol, los campos de maíz dorado y las montañas verdes, rebosantes de vida. Estos paisajes y tradiciones despertaron en mí una profunda admiración por los colores, una fascinación que solo crecía con el paso del tiempo.

Con los años, me di cuenta de que esos colores no solo formaban parte de mi entorno, sino que estaban grabados en mi alma. Decidí, entonces, llevar esa riqueza a la cocina, creando un restaurante peruano contemporáneo en la ciudad de Roma – Italia, donde la flora, la fauna y los colores de cada región del Perú se fusionaran en cada plato.

Mi restaurante es un homenaje a esos recuerdos: a las marcas de colores en los animales de los rodeos, a las montañas majestuosas de mi infancia, a la diversidad que solo el Perú puede ofrecer.

Hoy, ese sueño de niño, alimentado por los colores de mi tierra y las tradiciones de mi pueblo, se transforma en una aventura que busca llegar al corazón de millones de personas. Cada plato no es solo comida, es una historia. Es el verde de los valles, el rojo de los pimientos, el azul de los cielos andinos y el blanco de las nevadas montañas. Es la fauna y flora de un país que habla a través de sus colores y sabores.

Porque para mí, la cocina es más que arte: es una forma de conectar con lo que somos y de compartir con el mundo la riqueza del Perú en su forma más auténtica.